Adrián Claudio Bonache (@otroadri)
1. Introducción
Uno de los principales objetivos en la actualidad a
nivel mundial es enfrentarse a la extrema pobreza para erradicar la desigualdad
socioeconómica y para garantizar a todas las personas el acceso a las necesidades
vitales básicas como la alimentación, agua potable, higiene, vivienda digna y
servicios como una sanidad y educación de calidad, además de combatir la
violación de los derechos humanos que está presente, especialmente, en los
países en desarrollo.
El umbral de pobreza no se puede analizar simplemente
desde la perspectiva de ingresos, sino que es necesario tener presentes
aspectos como conflictos armados, cambio climático, explotación de recursos,
corrupción, injerencias imperialistas…
2. Búsqueda de un futuro digno y condiciones tanto vitales como laborales
“Si un barco se hunde no te lo dicen, te dicen que ha
llegado y todo el mundo lo celebra y piensa que él será el próximo. Si te dicen
que un barco ha volcado no les darás tu dinero, así que te dicen que ha llegado
y así te sientes más fuerte”, cuenta Jacob Ndow, voluntario de Migrants as Messengers, un proyecto en
el que las personas que no han podido escapar de la miseria y se han visto
obligadas a volver a su lugar de origen cuentan las experiencias y dificultades
existentes en este duro camino para que los que quieren salir conozcan los
peligros a los que se pueden enfrentar.
La pobreza extrema empuja a millones de personas a una
situación de indigencia de la que, en algunas ocasiones, la única forma de
salir es adentrándose en el mar o recorriendo miles de kilómetros por el
desierto, poniendo sus vidas en juego para intentar llegar a las costas
europeas, sin garantías de que puedan lograr su objetivo y dejando atrás sus
vidas y familias. Hay quienes sobreviven en el intento, pero otros muchos no
tienen el mismo destino.
La situación económica de los que llegan a las costas
europeas no cambia de la noche a la mañana, dado que, debido al racismo social
e institucional, sufren demasiados obstáculos, entre ellos está el de encontrar
un trabajo digno y estable. La mayoría de estas personas son explotadas y
esclavizadas en trabajos de campo, como la aceituna y la fresa. Según el
convenio del campo de la provincia de Huelva, las mujeres que trabajan la fresa
cobran 40 euros por seis horas y media de trabajo1. No cuentan con
una vivienda digna, sino que se ven obligadas a vivir en chabolas y dormir bajo
techos de plástico en condiciones infrahumanas e insalubres. Además, la
necesidad económica de las mujeres inmigrantes también ha desembocado en
violaciones y abusos sexuales por parte del patrón y los explotadores.
Otro ejemplo de las consecuencias de extrema pobreza
es el de los jornaleros de la aceituna en la provincia de Jaén. Uno de ellos
murió durante la jornada laboral, fue trasladado al hospital por el dueño de la
finca, pero éste se fugó porque no le había hecho contrato. Mahamadou Coulibaly
fue apuñalado por su patrón al negarse a trabajar sin ningún tipo de seguridad.
A pesar de la desigualdad que ya atenta contra las
personas inmigrantes, las consecuencias del coronavirus endurecerán la
situación, ya que, según un estudio de Oxfam Intermón, el paro entre estas
personas llegó a aumentar hasta 10 puntos por encima de la población española y
una de cada tres personas en riesgo de pobreza tras la crisis sanitaria será
migrante.2 Además, 207 millones de personas más en todo el planeta
caerán en la extrema pobreza y anulará los frutos del desarrollo conseguido
durante los últimos años.
3. Impacto de enfermedades y aumento de mortalidad
Las enfermedades tienen un enorme impacto en los
países que se encuentran en pleno desarrollo. En el África del norte muere
menos de un 1% de las personas que mueren en el sur del continente, donde la
pobreza expresa un mayor impacto en la vida de millones de personas, según los
datos aportados por Ayuda en Acción.3
Esta ONG destaca y explica las 6 principales enfermedades en el aumento de la mortalidad:
- El VIH, que aumentó un 439% en los países en desarrollo.
- Enfermedades respiratorias como bronquitis y neumonías, que son la segunda causa de muerte en África debido a la dificultad de acceder a servicios como la sanidad y obtener antibióticos. Este tipo de enfermedades provocan más de 1,1 millones de muertes al año en el continente.
- Diarrea: el mal estado de los alimentos y del agua, las hambrunas y la desnutrición provocan infecciones graves que suponen la muerte de miles y miles de personas, afectando especialmente a los niños y niñas.
- La malaria: el 75% de las personas fallecidas por esta enfermedad son niños del África subsahariana.
- Meningitis/tuberculosis: suponen más de medio millón de muertes al año en los países más empobrecidos, pues en los países más desarrollados (norte del continente africano) están controladas y prácticamente erradicadas.
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4. Cómo enfrentarse a la pobreza extrema
La Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible tiene como finalidad combatir la desigualdad entre personas para lograr la igualdad a
nivel global, proteger el planeta y asegurar la prosperidad. Así lo explica el
Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
El objetivo 1 de la ODS es poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. Para
ello, es necesario proporcionar medios suficientes a los países en desarrollo
para que realmente tengan capacidad de lograr un avance industrial que permita
estabilizar sus economías, pues solo así llegarán los avances sociales y se
garantizarán los derechos humanos y el acceso a servicios vitales básicos que,
a día de hoy, millones de seres humanos no tienen. También es fundamental poner
en primer lugar a los más desfavorecidos y vulnerables, facilitando su
integración social y ajustando su calidad de vida al nivel de la época,
democratizando todos los espacios y construyendo sociedades libres.
En los países desarrollados, posiblemente no saldremos mejores de la pandemia ni ésta levantará de por sí conciencia sobre la pobreza extrema, por eso es urgente que los medios de comunicación evolucionen hacia una democratización que, una vez más, solamente se podrá conseguir con el internacionalismo en la agenda mediática, extendiendo este valor internacionalista a la agenda pública y, por ende, conseguir la consolidación de esta necesidad también en la agenda política, que sigue sin estar la altura a pesar del “compromiso” de proyectos como la Agenda 2030.
Todavía queda camino
para lograr un cambio que permita la erradicación de las desigualdades entre
individuos, y cada segundo perdido supondrá un segundo más en el que la pobreza
extrema y la desigualdad socioeconómica que ésta conlleva siguen deshumanizando
nuestra sociedad. Existen motivos suficientes para luchar en cualquier espacio
hasta que la dignidad sea cotidiana.
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