Durante el jueves 30 de enero se vieron muchas pancartas alzadas por
diferentes puntos de la provincia de Jaén. “Cuando os carguéis el sector
primario vais a comer corbatas”, manifestaba una de ellas. El motivo es el hartazgo
de los olivareros por la ausencia de verdaderas políticas para conseguir
rentabilidad para el campo y precios justos para el aceite de oliva, que ha
caído a dos euros el litro, la mitad de su valor hace tres años. A esto se suma
la posibilidad de que los aranceles de Estados Unidos puedan aumentar, por lo
que el sector agrario reclama un proteccionismo nacional.
Cada vez es más evidente el olvido del sector agrario, y como es
normal, la España interior empieza a estallar. En las protestas también se sumó
la causa de combatir contra la despoblación que está provocando el abandono del
campo debido a las dificultades cada vez más notables para su subsistencia y
desarrollo. Madrid es la principal ciudad de destino elegida por los habitantes
de la España vaciada, seguida de Barcelona y otras grandes ciudades de la costa
mediterránea con un importante desarrollo industrial. Mientras, Jaén continúa
con la inquietante tendencia de esta última década: la incesante pérdida de
población, como indica el Instituto Nacional de Estadística.
No solo se ha protestado en Jaén por la defensa del campo, sino que se
están realizando movilizaciones por diferentes puntos de la España interior.
Por este motivo, los buitres conocidos como políticos han visto en estos trabajadores
la opción de ganar tanto apoyo como futuros votos y, al parecer, será un tema
que estará bastante presente en la agenda política. Y no nos damos cuenta. No
queremos entender que ni el partido más a la izquierda de las principales
potencias políticas logrará la solución para conseguir precios dignos para los
productos de nuestra tierra y, por lo tanto, no conseguirán dignificar el
trabajo de los agricultores y olivareros.
A pesar de mi poca confianza ante cualquier partido que forme parte de
este sistema podrido, creo que los trabajadores deben seguir su lucha, presionar al poder y
hacerse oír. Las protestas en las que se llegaron a cortar carreteras me llenan
de orgullo, pero al parecer en Jaén estamos muy poco acostumbrados a unirnos e
implicarnos en una misma causa sin tener que criticar otras luchas como la de
los independentistas catalanes, como se ha podido ver en un vídeo que se ha
hecho viral por las redes sociales donde un manifestante denunciaba la represión
que estaban sufriendo en una manifestación pacífica. “Lo que no han tenido
valor a hacer en Cataluña lo están haciendo en Jaén”, se atrevió a afirmar un
imbécil que no hubiese sido capaz ni de abrir la puerta de su casa en caso de
haber estado en algún punto de Cataluña y en cualquiera de las manifestaciones que
se han realizado en el último tiempo.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué se tiene la necesidad de mencionar
otras luchas y olvidar lo que se defiende en un determinado momento?
Posiblemente por la falta de empatía que existe en gran parte de Jaén; porque ha calado tanto el discurso nacionalista que no son
capaces de defender sus derechos y dignidad sin mostrar su “catalanofobia” y
sin mencionar a un movimiento ajeno, y porque en las protestas se han mezclado
los trabajadores con sus propios enemigos, con los que nunca han movido un dedo
por la clase trabajadora y que tampoco lo harán en esta ocasión por los
olivareros y agricultores.
Estas palabras que negaban la violencia y represión policial en
Cataluña las dijo Miguel Ángel Manrique Peinado, alcalde del Partido Popular en
el municipio de Arquillos (Jaén). Representa a un partido
político que existe por y para el capital y que jamás se interesará por la
lucha en la defensa del campo. Este personaje no tenía la intención de
mostrar su descontento con los precios injustos del oro líquido, sino que su
único propósito era seguir los pasos de los representantes de su partido a
nivel nacional, avivando una vez más el conflicto social. Se han pasado años
criticando al movimiento independentista catalán y alegrándose de la
represión que sufría porque no sabían que el “¡a por ellos!” se daría media
vuelta y les estallaría a ellos en la cara por muy españolazos que se
consideren. Por otra parte, este señor tiene menos luces que una bombilla
fundida si creía que hablando de Cataluña ayudaría a difundir la causa
de las protestas y el descontento de los trabajadores.
En conclusión, los trabajadores jiennenses al fin se han levantado
para luchar por lo que es justo, por precios que proporcionen la rentabilidad
del campo y contra la despoblación que está presente en la provincia día tras
día, pero esto no debe ser algo puntual. Es necesario seguir movilizándose
tantas veces como haga falta, pero siempre siendo conscientes de nuestra causa y
expulsando entre todos a las ratas que intentan crear polémica innecesaria.
Adrián Claudio Bonache
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