La película El nombre de la Rosa está ambientada en
la época en la que los monjes tenían una enorme importancia en el ámbito
comunicativo, ya que eran los que sabían leer y escribir, por lo que el
conocimiento de lo que sucedía en la antigüedad se encontraba en los
monasterios. Debido a esto, los monjes eran los que tenían el poder de decidir
lo que se comunicaba y lo que se escondía. En esta película podemos observar
que en los monasterios tenían salas utilizadas para escribir libros, además de
grandes bibliotecas donde guardaban “libros prohibidos”.
La Iglesia tenía tanto
poder que la sociedad vivía dentro de una comunidad cristiana encargada de
propagar la fe a través de la palabra de Dios. Incluso los más jóvenes
comulgaban con la religión cristiana; algo muy diferente a la actualidad.
La forma de
comunicarse ha cambiado constantemente durante el paso del tiempo. Hace años
las conversaciones tenían un fuerte carácter religioso y filosófico, incluso se
realizaban misas para difundir el
mensaje divino durante las comidas. Este mensaje estaba presente en todos los
aspectos de la vida cotidiana y se transmitía en latín, que era la lengua común
de la intelectualidad europea.
En esta época, la
mayoría de los que predicaban el mensaje de Dios, únicamente se guiaban por lo
que decían los textos bíblicos, es decir, su mundo e historia real se formaba a
través de los textos religiosos que ya estaban escritos. Consideraban que esta
historia se trataba de la verdad absoluta y se encargaban de eliminar cualquier
idea o creencia que se saliese del marco establecido por la Iglesia católica.
Por eso el Tribunal Inquisidor tenía la capacidad de torturar y condenar a
muerte a los herejes para conseguir su propósito.
La mayoría de estas
torturas, asesinatos y amenazas se realizaron bajo el nombre de la Santa
Inquisición, que asesinó a todo aquel que veía como un peligro. Llevaron a cabo
la muerte en la hoguera, es decir, la quema de personas, que era el castigo por
haber cometido delitos religiosos como pueden ser la herejía, la brujería o la
traición. Esta película muestra algunos ejemplos sobre este tema; uno de ellos
es el de una mujer pobre que fue considerada una bruja al ser vista con un gato
negro y otro animal muerto que había conseguido para comer, y otro ejemplo es
la historia que el protagonista le cuenta a su alumno sobre su pasado como
inquisidor, cuando la Inquisición trabajaba por transmitir el mensaje divino y
expandirlo, no en provocar el terror mediante sus medidas represivas y su
genocidio. El protagonista narra que un hombre fue castigado a morir en la
hoguera por el simple hecho de haber traducido un libro. No sirvió de nada que
Guillermo defendiese al hombre condenado, ya que además de no poder evitar el
asesinato, a él le encarcelaron y le torturaron.
Este sectarismo de la
Santa Inquisición llegaba a matar incluso a los creyentes que tenían las mismas
ideas religiosas y se oponían a alguna decisión como la de quemar a una persona
viva. Ante la negación de apoyar un asesinato así, donde las únicas “pruebas
irrefutables”, según los inquisidores, eran animales de color negro (en el caso
de la película), se les castigaba con el castigo de herejía o traición, por lo
que podían ser asesinados.
La comunicación es
esencial para entender cualquier cambio social y formas de actuar o tratar en épocas
históricas diferentes. Por ejemplo, en el monasterio de la película, los monjes
daban la bienvenida a los frailes franciscanos con un beso en la boca. Esto nos
muestra que a la vez que pasa el tiempo, las personas cambian su forma de
interaccionar y comunicarse. Aunque en la actualidad hay muchos aspectos que no
han cambiado demasiado respecto a la época medieval, como el trato de la
Iglesia católica hacia los pobres. La gente sin recursos se peleaba por migajas
de comida que les tiraban los monjes (como podemos apreciar en la escena donde
el fraile Guillermo y su alumno están buscando pruebas sobre la muerte del joven que se tiró desde la ventana de una de
las torres), o les humillan con empujones y desprecio (como en la escena en la
que los necesitados hacen cola para conseguir comida).
Los pobres no tenían
la más mínima importancia para ellos, mientras su relato religioso se
sustentaba en ayudar al prójimo. Aparentaban tener una caridad con la gente
humilde que en realidad no tenían. Es
más, eran enemigos de la pobreza (por supuesto de la pobreza de otros), ya que
se enfrentaban a las ideas de los dulcinistas que mataban a los ricos, según
cuenta el fraile Guillermo. La conclusión es que estaban en contra de acabar
siendo pobres, pero les importaba poco las necesidades ajenas mientras tuviesen
garantizado que no serían ellos los que al día siguiente estuviesen peleándose
por restos de comida tirada en el suelo, ni sufriendo abusos por conseguir un
animal muerto.
En resumen, la película nos muestra el poder comunicativo
que había en los monasterios, ya que los monjes eran los encargados de escribir
los textos religiosos y de tomar la decisión de qué se publicaba y qué se
escondía. La comunicación en el ámbito religioso era en latín, ya que era la lengua
principal entre los intelectuales de aquella época. Por último, la Santa
Inquisición fue culpable de todo tipo de crímenes para acabar con las personas
que tenían ideas diferentes, sobre todo religiosas, respecto a las establecidas por la Iglesia católica.
Adrián Claudio Bonache
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