Adrián Claudio Bonache (@otroadri)
La Alemania nazi consiguió un enorme poder
económico para convertirse en una de las mayores potencias mundiales cuando
Hitler estaba al mando. No podría haber llegado a este nivel de poder económico
si no hubiese sido por la financiación del oligopolio empresarial a nivel
mundial, ya que obtuvieron beneficios económicos gracias a la financiación de
empresas bancarias, automovilísticas, incluso de empresas de bebida como
Coca-Cola. Pero muchas empresas no solo ayudaban económicamente,
sino que algunas llegaron a aportar el gas utilizado en las cámaras de gas.
Esta financiación se realizó por intereses de ambos lados; tanto por parte
de la Alemania nazi como por las numerosas empresas y empresarios, que vieron
en el nazismo una gran posibilidad de expandir y desarrollar sus negocios, es
decir, se ayudaron mutuamente, unos para conseguir consolidar un modelo
económico que les permitiese convertirse en potencia mundial y otros para
lograr el prestigio empresarial que le ayudaría a expandirse y aumentar los beneficios
económicos. Además, sabían que con una victoria del nazismo obtendrían más
ganancias, ya que el propio régimen nazi se encargaría de mantener los
privilegios y el lucro de los grandes grupos empresariales capitalistas, tanto
corporaciones alemanas como extranjeras (sobre todo ubicadas en Estados Unidos,
que fue uno de los países que más apoyo concedió a los nazis, y del resto de
Europa). Cuando el nazismo fue derrotado, muchas multinacionales y grandes
corporaciones se excusaron diciendo que solo tenían la intención de expandir su
negocio, pero que nunca se propusieron apoyar la figura de Hitler ni su régimen
genocida.
Estados Unidos defendió al nazismo en
algunas ocasiones porque era una potencia que también tenía un enorme carácter
anticomunista, hasta que llegó el momento en el que se dieron cuenta de que la
derrota de Hitler sería posible y no les quedó otra vía que posicionarse contra
el régimen nazi. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos dio refugio a
unos 1600 científicos e ingenieros alemanes en lo que se denomina “Operación
Paperclip”. Algunos habían tenido relación directa con el genocidio realizado
por Hitler y fueron juzgados por crímenes de guerra. También hubo científicos
que habían tenido relación con el nazismo en la Unión Soviética, pero aquí
fueron tratados con desprecio, ya que el único interés que los soviéticos
tenían en ellos era el de conocer la manera en que la ciencia se trabaja en la
Alemania de Hitler y después fueron enviados de nuevo a su país, mientras que
en Estados Unidos se les trataba como a cualquier otra persona y, además, se
les otorgaron responsabilidades y honores.
Los estadounidenses le dieron apoyo al nazismo en todos los ámbitos. Y es
por eso que no sorprende que una gran cantidad de empresas de este país
financiasen a los nazis para el beneficio propio del empresario sin tener en
cuenta las atrocidades de los alemanes.
Algunas de las grandes empresas y
corporaciones que financiaron y ayudaron al nazismo:
·
- Coca-Cola
Es una de las corporaciones más importantes porque es conocida a nivel mundial y tiene un enorme prestigio económico. Aunque los alemanes consumían refrescos que tienen su origen en Estados Unidos, es cierto que Coca-Cola se llegó a presentar como un producto local en Alemania (Coca-Cola GmbH) porque los productos propios estaban mejor considerados. “Por ejemplo, los prisioneros germanos que serían trasladados durante la contienda a Estados Unidos se sorprendían de que allí se vendiese también esa bebida”, afirma el historiador Hernández.
Este refresco tenía un enorme consumo entre los alemanes y con él se
obtenía mucho dinero, por lo que presentar este refresco como producto propio
ayudó a mantener el elevado consumo hasta que con la entrada de Estados Unidos
en la guerra, la empresa de Coca-Cola y Coca-Cola GmbH (filial de la empresa
estadounidense en Alemania) dejan de tener relaciones comerciales y por eso se
decidió dejar de enviar el jarabe con el que se fabricaba esta bebida a los
alemanes y esto supuso un golpe económico, ya que “antes de que estallase la
Segunda Guerra Mundial, en Alemania se vendían cerca de cinco millones de
botellas de Coca-Cola anuales, producidas en las 43 fábricas que la marca
poseía en el país”, explica Hernández. Es decir, había un gran consumo del
producto en el país y por eso apareció la necesidad de fabricar un nuevo
producto que sustituyese a la Coca-Cola, por lo que se fabricó bajo el
régimen nazi un refresco con sabor a frutas que se llamó “Fanta” y que también
pertenece a Coca-Cola. Este producto, que en un principio surge exclusivamente
para el mercado alemán, tiene su origen en 1942 y en un solo año se vendieron
más de 3 millones de cajas.
Tan grande era su importancia que Hermann
Goering, el comandante de la fuerza aérea nazi y amigo íntimo de Hitler,
intentó nacionalizar Coca-Cola como Coca-Cola GmbH, pero este intento fue un
fracaso porque no consiguió su objetivo final, que era el de conseguir la
fórmula para fabricar el refresco una vez que le habían dejado de suministrar
el jarabe. “Su objetivo final era nacionalizar la empresa y apropiarse de la
fórmula que posibilitaba su fabricación”, asegura Hernández.
Como hemos dicho anteriormente, el enorme consumo de este producto influía
positivamente a la economía y los dueños de las empresas embotelladoras de
Alemania, como por ejemplo Max Schmeling, se vieron afectados porque al no
poder fabricar el refresco sus negocios decrecerían. Por eso, el director de la
filial Coca-Cola GmbH, Max Keith, quiso fabricar un nuevo refresco para que los
empresarios de las embotelladoras pudiesen seguir desarrollando su trabajo.
Esta nueva bebida era “Fanta”. Se empezó a trabajar en este proyecto que tenía
como objetivo alcanzar la cantidad de venta de Coca-Cola, con 5 millones de
botellas vendidas al año.
Con el tiempo se consiguió crear esta bebida que no tenía una fórmula
concreta, según el historiador experto Hernández: “La fórmula es variable,
puesto que dependía de las existencias que hubiera en cada momento, pero el
brebaje solía contener fruta, pulpa de manzana empleada en la fabricación de
sidra, subproductos de la industria del queso, y endulzado todo ello con
sacarina y un pequeño porcentaje de azúcar”.
Max Keith realizó un concurso donde
participaron sus empleados de Coca-Cola GmbH para encontrar un nombre fácil de
recordar y fue Joe Knipp el que propuso “Fanta”, que procede de la palabra
“Fantasie”. Una vez que se escogió el nombre se realizaron trabajos de diseño
del recipiente de la bebida para el mercado alemán. Además, este producto se
mostró a los clientes como un producto de Coca-Cola GmbH para que la gente
supiese que era de calidad y así conseguir el propósito de obtener unas ventas
parecidas a la del refresco original que era Coca-Cola, por lo que el nazismo
ya tenía otra fuente importante de ingresos.
Se investigó cuáles eran los objetivos de Max Keith con el régimen nazi.
Siempre se defendió diciendo que no tenía nada en común con Hitler y que todo
era parte de negocios y trabajaba por el futuro de su empresa, pero lo cierto
es que era una figura empresarial al que los nazis le encargaron las
direcciones de las delegaciones de Coca-Cola en los países que habían sido
ocupados por Alemania durante la guerra.
Aunque quiso lavar su imagen suministrando agua potable a los ciudadanos que
carecían de alimentos y recursos tras los bombardeos de la guerra, es innegable
que fue cómplice de parte del poder económico que consiguió Hitler para
realizar todas las atrocidades durante los años que estuvo en el mandato, ya
que sin el apoyo de empresas y grandes corporaciones hubiese sido prácticamente
imposible que el nazismo obtuviese todos los recursos que tenía a su
disposición para expandirse y realizar uno de los mayores genocidios en los
últimos tiempos.
Durante la guerra fueron bombardeadas las
43 fábricas de Fanta que había en Alemania y, a pesar de haber financiado
al fascismo, Coca-Cola consideró que no había colaborado con él, sino que
“había llevado a cabo acciones encaminadas a proteger a algunos empleados que
estaban en el punto de mira de la Gestapo”, afirma el historiador Jesús
Fernández.
Por último, la calidad de la Fanta no
consiguió su esplendor hasta que terminó la guerra y se utilizaron todas las
existencias necesarias, ya que anteriormente se fabricaba con las pocas
existencias que puede haber en mitad de un conflicto. Además, Coca-Cola compró
la marca para poder expandir el producto hasta Estados Unidos.
· IBM
Mientras que se desarrollaba la expansión
del régimen nazi ocupando países europeos, otra corporación estadounidense
valoró tener relaciones comerciales con el gobierno alemán porque vio la
oportunidad de lucrarse a costa del fascismo. Esta multinacional es IBM, que
facilitó las máquinas Hollerith a la Alemania de Hitler para establecer un
estricto control de la población a través de un censo que se realizaba con
tarjetas perforadoras. Estas tarjetas se utilizaban para perseguir, clasificar
e identificar a todos los judíos de los países ocupados para enviarlos a campos
de concentración y exterminarlos. Con las máquinas Hollerith se hacía una
diferenciación entre etnia (por ejemplo si una persona era gitana el número de
su tarjeta sería el 12), orientación sexual (si era homosexual el 3) y religión
(si era judío el 8). IBM sabía perfectamente el uso que se le estaba dando a
las máquinas que sirvieron de ayuda para asesinar a cientos de miles de
personas y aún así seguía facilitando material al nazismo. “El fundador y
presidente de IBM, Thomas J. Watson, visitó Alemania regularmente entre 1933 y
1939”, asegura el historiador Edwin Black. Esta información demuestra que IBM
no solo conocía los objetivos que los nazis lograban gracias a las máquinas que
les suministraban, sino que también vio en persona el funcionamiento que les estaban
dando para el desarrollo del holocausto. Esta multinacional fue una de las que
más beneficio económico obtuvo a manos de las relaciones con el régimen asesino
alemán. Según Edwin Black, la finalidad de IBM era aspirar al dominio mundial
del mercado informático. Obviamente quería alcanzar este dominio a cualquier
precio sin importarle las muertes de tantas personas inocentes.
· Porsche
Ferdinand Porsche fue el fundador de las marcas
automovilísticas Porsche y Volkswagen y también se lucró a golpe de relaciones
con el régimen alemán. Se reunió personalmente con Hitler en 1934 porque
existía la necesidad de fabricar un “coche del pueblo” para formar una imagen
de poder y desarrollo en todos los ámbitos. Igual que lo hicieron con la Fanta,
en este caso se trata de un desarrollo de la industria automovilística. Hitler
quería que este coche tuviese forma de escarabajo, de ahí es conocido el nombre
que se le dio a este modelo de coche, pero también fue él quien decidió el
nombre de Volkswagen Beetle. Ferdinand Porsche fue un explotador que tenía como
esclavos a la inmensa mayoría de los trabajadores en sus fábricas (se estima
que 4 de cada 5 personas eran esclavas). Todos esos esclavos eran judíos que él
mismo pedía de los campos de concentración, es decir, no solo financió y ayudó
a los nazis, sino que abusó y maltrató a personas de forma directa, siendo así
culpable de la cruel actuación de la Alemania nazi.
Este modelo de coche desapareció de las
fábricas en 2003, pero a día de hoy se fabrica el New Beetle, que es una
versión de 1998 que tiene un diseño basado en el Escarabajo pero se complementa
con un desarrollo tecnológico. El Escarabajo que fabricó Ferdinand Porsche
tiene una historia de plagio, ya que su diseño se desarrolló basándose en el
diseño de la empresa automovilística Trata 97, que se lanzó al mercado antes
que el Escarabajo pedido por Hitler. Incluso hubo un juicio con la empresa automovilística
checoslovaca debido a este plagio. Fue en los años 30 cuando Hans Ledwinka
comenzó con el diseño del modeloV570, un coche de Trata. En 1936 se lanzó al
mercado, es decir, dos años antes del Escarabajo que se fabricó para el régimen
nazi. Es evidente que Porsche quiso copiar el diseño de este modelo.
Debido a la denuncia que Trata le puso a Volkswagen,
Hitler reaccionó obligando a detener la producción del V570 y prohibiendo su
expansión en el mercado, por eso solo se llegaron a vender la cifra de 508
unidades de este coche que fue impulsado a la venta en 1936, lo que dejó camino
libre al Escarabajo en el mercado. Aún así, la empresa automovilística Trata
seguía vendiendo otros modelos que también tenían una gran calidad, como por
ejemplo el T87, que llegaba a grandes velocidades, lo que hizo que muchos
jerarcas nazis perdiesen la vida.
23 años después del conflicto entre estas dos
compañías, el juicio fue ganado por Trata y Volkswagen tuvo que pagarle 30
millones de marcos alemanes a la multinacional checoslovaca. Ledwinka no
tuvo la misma suerte, ya que fue encarcelado por los comunistas al haber sido
acusado de colaboración con los nazis.
El Escarabajo fue uno de los coches más importantes de
la industria automovilística, alcanzando los 24 millones de unidades producidas
que se extendieron por todo el mundo. Aportó un gran beneficio a la economía
del Tercer Reich y aguantó la derrota del nazismo y la caída del régimen
nazi.
El nombre de este modelo que hemos
comentado anteriormente es “coche del pueblo”. Se denominó así porque Hitler
quería hacer creer a los ciudadanos alemanes (sobre todo a los obreros) que
este modelo estaba destinado a ellos y que gracias al enorme apogeo de la
industria automovilística alemana habría muchos más puestos de trabajo, lo que
sería un aspecto positivo para las familias humildes porque habría más
posibilidades de encontrar trabajo y disminuiría el desempleo. Lo que Hitler no
contaba era que la mayoría de las empresas que estaban ayudando a la economía
alemana utilizaban a esclavos para formar su plantilla.
Para hacer creer a los ciudadanos que este coche era
para ellos, Hitler pensó que el precio tenía que ser asequible a pesar de que
Ferdinand Porsche le advirtiese de que debía tener un precio más elevado debido
a los gastos que suponía la fabricación de cada unidad. El líder nazi quería
que este modelo fuese barato para seguir construyendo en la gente la idea de
que este proyecto económico iba destinado a las personas más humildes, los
obreros, por lo que consiguió la solución más efectiva para que su idea del
precio se mantuviese en pie. Encontró a una gran cantidad de inversores para la
fabricación de las unidades de coches (unos 340.000 inversores), pero ninguno
de ellos recibió un Escarabajo. Gracias a esta ayuda económica se pudo
introducir al mercado con un precio asequible para la gente, ya que el coste de
la producción estaba cubierto por la financiación.
Con el comienzo de la Segunda Guerra
Mundial se dejó de producir unidades para las ventas a clientes particulares
(que se retomaría una vez terminada la guerra en 1945) y se comienzan a
producir vehículos militares para tener el material bélico necesario para las
batallas. También se construyeron automóviles para los altos cargos del
régimen.
Finalmente, la fábrica más importante del Escarabajo,
ubicada en Wolfsburgo fue destruida en los bombardeos de la guerra. En Alemania
se dejó de producir este modelo en 1978. El New Beetle tiene un precio bastante
más alto que el Escarabajo, por lo que es menos asequible para la clase obrera.
· Kodak
Es una multinacional estadounidense muy
conocida que también mantuvo relaciones con la Alemania nazi y se benefició
económicamente. En 1942, durante la guerra, esta multinacional compró en
Francia una serie de material a los alemanes y en Hungría también se compró
material a un país aliado del nazismo. Simplemente con estas dos acciones se
financió con 344.000 francos suizos. Pero la financiación no se quedó ahí; hay
especialistas en el tema de financiación al régimen nazi que creen que las
donaciones de Kodak pudieron llegar a ser hasta seis veces mayor de lo que se
conoce oficialmente.
Esta multinacional decidió apoyar a los
nazis porque obtendría beneficio económico y porque si la guerra la ganaba el
fascismo y los países que conformaban el bando de los aliados conseguían
dominar el mercado a nivel mundial, sería prácticamente imposible que Kodak
pudiese lograr superar a las potencias vencedoras y no podría hacerse con el
dominio del mercado. Al igual que Volkswagen, esta multinacional utiliza a
presos judíos, soviéticos y españoles de los campos de concentración alemanes
como esclavos para la producción. Tenían los contactos necesarios con las SS
para decidir directamente si sacaban a los presos. Es por esto que esta
corporación también fue culpable directa de las atrocidades que llevó a cabo el
gobierno alemán, ya que no solo financió al régimen fascista, sino que también
actuó contra los derechos de los represaliados y los utilizaron y reprimieron
para su propio beneficio, blanqueando así al nazismo.
· IG Farben
Probablemente IG Farben fue la
multinacional que más se benefició económicamente de todas las empresas
financiadoras de la Alemania nazi. Además es una de las más importantes para
entender la facilidad que tuvo el régimen de Hitler para desarrollar sus políticas
y llevar a cabo sus horribles medidas contra los judíos en los campos de
concentración. Esta empresa fue la encargada de fabricar y suministrar el gas
Zyklon B a los nazis mediantes las relaciones con la empresa Degesch, que
también participó en la masacre del partido nazi. Este se utilizaba en las
cámaras de gas que mataron a tantas personas en los campos de concentración.
Era un producto eficaz y barato para el régimen alemán. No solo les facilitaba
el gas, también combustible, “Buna”, que es un tipo de caucho y demás
materiales necesarios para el desarrollo económico y material para la
defensa del régimen alemán. Pero no les pareció bastante aliarse con el
fascismo para asesinar a inocentes, sino que también financió los experimentos
de los medicamentos que se realizaban con los represaliados. También se
aprovechó de presos que utilizaba como esclavos para la producción, ya que las
SS les alquilaron entre 50.000 y 400.000 personas a un precio bastante rentable
para que la empresa los esclavizara.
Esta gran corporación estaba formada por Bayer, Basf y
Hoechst. Todas ellas cómplices y culpables del holocausto que asesinó y
reprimió a personas inocentes y blanquearon una de las etapas más oscuras de la
historia.
Los dirigentes y altos cargos de esta gran
corporación fueron juzgados tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra
Mundial, a la vez que se realizaron juicios contra figuras importantes del
nazismo. La mayor parte de los altos cargos de IG Farben fueron absueltos, y
los pocos que fueron condenados no tuvieron que acabar cumpliendo la condena.
En 1945, cuando la empresa vio que estaba colaborando
a realizar las atrocidades de una Alemania que estaba al límite de la derrota
bélica, eliminaron el archivo empresarial donde estaban las pruebas y los datos
de todas las relaciones económicas y el número de ingresos o beneficios que
habían tenido a través de los lazos comerciales que tuvieron con el Tercer
Reich. Después de la guerra, la RDA llevó a cabo una investigación y una
búsqueda para encontrar este archivo perdido pero fue un fracaso porque no
consiguieron el objetivo.
A pesar del contacto que tuvieron con el
partido nazi y su participación en el holocausto, la empresa no desapareció,
sino que después de la guerra se pudo seguir comprando y vendiendo sus
acciones, es decir, el mercado se podía seguir especulando a través de las
acciones de IG Farben. Además siguió teniendo un extenso negocio de venta de
inmuebles tanto en la RDA como en muchos puntos europeos bastante importantes.
Se realizó un acuerdo en el que se decía que esta corporación tenía el deber y
la obligación de indemnizar a todos los trabajadores de sus fábricas que habían
sido utilizados como esclavos, exponiéndolos a trabajos forzosos y
contribuyendo así al desarrollo del genocidio alemán de la mano de Hitler, pero
este dinero nunca fue enviado a las víctimas porque la empresa se declaró
insolvente, lo que hizo que los 1,5 millones de euros que se tenían que
destinar a esta causa nunca acabase en las manos de IG Farben.
El hundimiento de IG Farben fue provocado
por el negocio de los inmuebles, ya que ha llegado a tener una deuda de 28
millones de euros que le tienen que devolver a los bancos, es decir, después de
todo el daño que hicieron posicionándose a favor de la Alemania nazi con su
financiación al régimen y después de todas las muertes que han provocado, el
motivo por el que IG Farben ha quebrado ha sido por la incapacidad de venta de
inmuebles, que fue su posterior negocio.
· Hugo Boss
El ultraderechista Hugo Boss estuvo
afiliado al partido nazi de Hitler en 1931. Participó con el régimen genocida a
través de la marca de ropa, ya que fue el encargado de diseñar la vestimenta de
bastantes organizaciones dentro del partido de Hitler, como por ejemplo la de
las SS, la Juventud Hitleriana, el Cuerpo de Motoristas Nacional-socialistas,
etc. Con esta ayuda también se conseguiría dar una imagen al exterior de que
tenía poder para desarrollar su régimen hasta en el último ámbito, como puede
ser el diseño de las vestimentas.
Este afiliado al partido nazi también se
aprovechó de las personas reclutadas en los campos de concentración, ya que fue
otra persona que demostró ser un miserable utilizando a judíos para la
producción de ropa en las fábricas de Hugo Boss. Llegó a esclavizar alrededor
de unas 40.000 personas para su beneficio económico y para blanquear al
régimen, siendo así otro cómplice del genocidio alemán. Después de la guerra
fue juzgado y le quitaron el derecho al voto y, además, le expropiaron la
empresa, aunque ésta sí que aguantó a la caída de la Alemania nazi.
La información sobre las relaciones y
participación de este ultraderechista se pudo ampliar en 1997, cuando el
Gobierno suizo pudo investigar sobre el movimiento de dinero que había tenido
lugar durante el conflicto de la Segunda Guerra Mundial en bancos suizos. Los
jerarcas nazis solían guardar el dinero en los bancos de este país para
asegurarse no perderlo debido a la guerra. El Gobierno suizo afirmó que
existían movimientos de dinero en cuentas bancarias a nombre de Hugo Boss. Al
principio no se supo nada de la ideología de este personaje, pero con los años,
cuando se publicó la información de las cuentas bancarias fue cuando los
accionistas y clientes de esta empresa de ropa se enteraron de que Hugo Boss
era un nazi. El problema fue que en el momento que se dio a conocer esta
información la empresa ya había conseguido ser una de las más importantes en la
moda a nivel internacional, por lo que ya había conseguido un enorme beneficio
económico gracias a los lazos que tuvo con el régimen fascista.
“Claro que mi padre pertenecía al Partido Nazi: ¡Qué
empresario no lo era! Todos trabajaban para los nazis”, afirmó el hijo de Hugo
Boss, Siegfried Boss.
Haber conocido esta información sobre el fundador de
la empresa que participó en el régimen nazi, provocó que la industria más
importante del mercado obligase a los posteriores dueños de la multinacional
que se hiciese una búsqueda profunda del pasado empresarial de Hugo Boss.
El empresario comenzó su trabajo de
confección en Metzinge, cuando abrió una fábrica donde se hacían chaquetas y
camisas. Este inicio tuvo lugar después de haber sido llamado por el Ejército.
En ese momento sus ingresos económicos no eran abundantes y su figura apenas
tenía importancia. Con sus primeros pasos en la producción de ropa se adentró
al partido nazi a través de una de las distribuidoras que utilizaba. Todavía no
se conocía nada sobre sus ideas porque aún no se había hecho pública la
información sobre su cuenta bancaria de Suiza.
En 1931, el mismo año que se afilió al partido de
Hitler, la empresa de Hugo Boss estuvo al límite del hundimiento pero con
ayudas recibidas de otros empresarios pudo seguir con la producción.
En 1933 Hitler quiere que se diseñe un uniforme para
las tropas alemanas y se lo encarga a Hugo Boss, que ya estaba involucrado en
el partido. Al necesitar millones de trajes para todos los soldados, altos
cargos, etc., los ingresos que obtuvo el empresario fueron enormes, ya que la
producción se elevó considerablemente y fue en este momento cuando el
ultraderechista se hizo hueco en la industria de la confección y llegó a ser el
dueño de una de las empresas y marcas de moda más importantes y con más
prestigio a nivel mundial.
· Ford
Henry Ford fundó la multinacional
automovilística estadounidense Ford Motor Company, que también fue aliada de
Hitler. Él mismo se declaró antisemita y, desde el exterior, apoyó al nazismo
en todo momento. Además aportó una enorme cantidad de camiones para el ejército
nazi. Tuvo una relación tan cercana con el líder del partido nazi que fue
homenajeado por el fascismo, ya que le otorgó la medalla nazi como “extranjero
distinguido” a sus 75 años. Esta medalla que se llamaba La Gran Cruz de la
Orden del Águila Alemana es la más importante que los nazis le podían conceder
a un extranjero. Además su nombre aparece en Mein Kampf. Fue uno de
los hombres más poderosos en el aspecto industrial.
Desde su adolescencia ya tenía ideas
excluyentes y que atacaban a personas negras. Desde el primer momento se
consideró antisemita, por eso no dudó ni un segundo en establecer lazos
comerciales y económicos con el nazismo, mostrándole así su ayuda.
Estas relaciones tuvieron su origen cuando Henry Ford
escribió El judío universal: el mayor problema mundial, que llegó a
los ojos de Hitler. Es por este motivo que Ford aportó ideas horribles que
Hitler llevó a la práctica con los judíos. Pero no solo le proporcionó ideas,
sino que también le suministró material y le financió a través del
representante de Ford en Europa para que el nazismo pudiese desarrollarse y así
aumentar su poder, lo que haría que el Tercer Reich consiguiese un control para
llevar a cabo sus políticas que no podría haber conseguido sin la ayuda y
financiación de empresas y grandes corporaciones, es decir, Ford contribuyó a
que el fascismo se expandiese por Europa. Esta financiación y ayudas eran
enviadas todos los cumpleaños de Hitler como regalo.
· Siemens
Se trata de una multinacional alemana que trabajó
para el régimen nazi. Utilizó en las fábricas que tenía en Berlín alrededor de
unos 3.500 judíos de los campos de concentración para construir las cámaras de
gas donde tanta gente fue asesinada, por lo que participó directamente en el
holocausto. A esta cantidad de personas esclavizadas hay que sumar el número de
presos que utilizaron también en otras ciudades de todo el país.
Esta multinacional sigue existiendo. Es una de las
empresas más importantes de toda Europa en electricidad y electrónica y al
parecer no se arrepiente de su oscuro pasado. En el año 2001 tuvo la intención
de sacar al mercado una nueva marca a la que llamarían Zyklon, pero al final
tuvieron que dejar esta idea de lado debido a todas las denuncias que
recibieron por esta propuesta, ya que como hemos comentado anteriormente, en el
holocausto se utilizó un gas llamado Zyklon B que mataba a los presos en las
cámaras de gas.
En 1943 ya tenían en sus fábricas como esclavos a
personas de otros países que habían capturado en la guerra, ya que necesitaban
a no judíos porque los judíos eran llevados a los campos de concentración para
ser gaseados y llevar a cabo su exterminio.
Siempre se intentó blanquear a esta multinacional
defendiendo que sus ideas siempre han sido progresistas y que sus actuaciones o
formas de trabajar durante el Tercer Reich fueron por obligación de los nazis,
no por su propia voluntad, pero lo cierto es que tuvieron relaciones con el
régimen con las que consiguieron obtener beneficios económicos a golpe de
explotar y esclavizar a judíos y represaliados de la guerra. Además nunca
protegieron a los presos cuando los nazis se los pedían para asesinarlos en las
cámaras de gas. Por mucho que existan intereses para tapar o normalizar lo que
hizo esta multinacional durante el nazismo, existen datos e información que
demuestra que fueron tanto cómplices como culpables de una de las épocas más
crueles y genocidas de las historia.
En resumen, las actuaciones de muchas
empresas, grandes corporaciones y ultraderechistas nos permiten entender que
para conseguir poder económico y lograr ser de las empresas más importantes a
nivel mundial, se venden a cualquier precio, aunque ese precio sea el de
participar y ayudar a un régimen que mató a inocentes y los trató como basura
mientras vivían. No solo financiaron este genocidio e inhumanidad, sino que
también decidieron utilizar a las personas reprimidas en los campos de
concentración para esclavizarlos en las fábricas (en algunas de ellas incluso
trabajando construyendo cámaras de gas, donde posteriormente serían asesinados)
y así obtener sus propios beneficios.
A modo de reflexión podemos llegar a la
conclusión de que es válido afirmar que estas empresas no tienen justificación
que pueda exculparles de haber colaborado con la Alemania nazi, ya que sin sus
donaciones y ayudas, el régimen fascista no hubiese llegado a tener el
suficiente poder para expandirse por Europa y mucho menos para construir todas
las instalaciones y campos de concentración donde asesinaban e implantaban sus
políticas y medidas represivas. Tampoco hubiesen tenido el material bélico
suficiente para haberse enfrentado en una guerra a otras potencias superiores
que la Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Posiblemente deberíamos dejar de
producirles beneficios actualmente a todas las empresas que tuvieron algún tipo
de lazo o relación con el partido nazi, provocando si es posible su bancarrota
y desaparición.
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