Mafalda |
Fuente: Pinterest
A pesar de lo mucho que se utiliza la crítica política en todos los espacios, y más con la presencia de las herramientas digitales en nuestra vida cotidiana, ésta no deja de encontrarse amedrentada desde todos los posicionamientos ideológicos. La crítica política representa una de las características definitorias de una sociedad democrática, ya que, por mucho que se obvie desde los diferentes poderes, se trata de una vía fundamental para la participación ciudadana en la vida política. Y también en la construcción de la opinión pública. Tal vez aquí subyace el motivo (o uno de ellos) por el cual se realizan intentos incesantes para silenciarla por parte de las instituciones o aspirantes a ellas.
Ataques de
la izquierda institucional
Desde el círculo de Podemos se ha señalado y
demonizado en varias ocasiones las críticas políticas que no encajan con el
discurso y los intereses del partido. De hecho, cualquier postura discordante se
ha relacionado directamente con la extrema derecha o con el refuerzo a la
misma, tal y como ha sido reflejado ante la división del movimiento feminista
respecto a la Ley Trans, tratando de silenciar a mujeres que se oponen a estas
políticas impulsadas por el Ministerio de Igualdad.
Aunque también ha quedado evidenciado con los ataques
y el desprecio mostrado contra quienes destacan la insuficiencia de
determinadas políticas, como por ejemplo una Ley de Vivienda que ha sido
cuestionada incluso por plataformas antidesahucios (entre ellas la Plataforma
de Afectados por la Hipoteca o el Sindicato de Vivienda del Raval). Por otra
parte se encuentra un Ingreso Mínimo Vital que continúa sin llegar a parte de
los beneficiarios propuestos por el Gobierno (hoy en día ha alcanzado al 70%
aproximadamente) o una bajada de impuestos a productos de primera necesidad que
no ha impedido el crecimiento económico de las grandes fortunas ni la
especulación con los alimentos básicos.
Actualmente, desde este poder mediático se está
trabajando en el proyecto de Canal Red, una televisión de izquierda con
la que pretenden extenderse hasta América Latina. Algo que resulta curioso si
tenemos en cuenta que uno de los últimos fichajes más notorios de Pablo
Iglesias se desvinculó de Russia Today para comenzar su participación en
La Base, un programa nada sospechoso de confrontar el discurso
hegemónico que predomina en los países de la Unión Europea. Pero los ataques no
acaban aquí, pues Iglesias calificó al medio de comunicación TeleSur
como “la voz del gobierno de venezolano”. Por este motivo considero importante
destacar unas palabras del periodista Daniel Seixo, quien sostiene que “lo que
Iglesias quiere hacer en Latinoamérica, ya está hecho: se llama Telesur,
un canal de televisión abierto multiestatal latinoamericano de noticias sin
tutelas imperialistas de ningún tipo”, y añade que “resulta insultante
pretender colonizar el espacio mediático de otros pueblos”.
Amenazas
del fascismo español
El fascismo español se ha envalentonado desde la
irrupción de VOX en las instituciones. Las constantes amenazas lanzadas desde
la formación verde y parte de su electorado no representan ninguna novedad,
pues la única diferencia es que en los últimos años realizan su modus
operandi a cara descubierta. Sin embargo, esta facción ha agitado la
situación política y, sobre todo, la situación social. Y no por poseer una
crítica política constructiva. Más bien al contrario. Su mayor objetivo se ha
basado en fomentar un discurso racista, misógino, homófobo y completamente clasista.
Su aceptación en el Estado español ha desembocado en un camino libre que les
permite utilizar las instituciones públicas para enfrentar a la sociedad,
llegando a establecer a las minorías sociales como la causa de los problemas
del Estado. Dicho discurso ha producido, entre otras cosas, el aumento de
agresiones homófobas o los ataques a centros de menores donde viven niños
inmigrantes. Es más, la exportavoz de VOX, Macarena Olona, difundió vídeos con
Jandro Lion, un policía nacional que fue sancionado con veinte días de empleo y
sueldo por un vídeo donde “ironizaba” con asesinar a menores extranjeros no
acompañados.
Por otra parte, con un ligero análisis de algunos
perfiles de miembros o exmiembros del partido ultraderechista, se aprecian
historiales delictivos como el de José Antonio Ortiz Cambray, exlíder de VOX en
Lleida, condenado a 14 años de prisión por abusar de personas discapacitadas.
José Ignacio Vega Peinado, antiguo afiliado de VOX en Toledo, perteneció
anteriormente al grupo neonazi Acción Radical y fue condenado por darle una
paliza a un profesor y dejarlo con un 20% de discapacidad. Por otra parte
encontramos a Agustín Rosety, quien fue uno de los generales firmantes del
manifiesto de apología a Franco. Aunque, evidentemente, no es la única relación
que la extrema derecha tiene con la ideología franquista, ya que Carlos
Portomeñe, expresidente de VOX en León, afirmó en 2019 que Jaime Alonso García,
el que sería portavoz de la Fundación Francisco Franco, era uno de los
financiadores del partido. En definitiva, la lista de casos de amenazas,
delitos y agresiones por parte de cargos de VOX es clara y extensa, pues se
trata de las acciones naturales de quienes quieren acabar con cualquier muestra
de bienestar social.
Sin embargo, las acciones de estos cargos públicos han
empujado a un grueso importante de sus votantes a seguir la misma línea,
creando un tejido digital por el cual persiguen a quienes consideran un
obstáculo o una amenaza. Algunas de sus acciones se reducen a difundir datos
personales de sus “víctimas”, buscar y difundir direcciones reales si fuese
necesario, utilizar grupos de Telegram en los que difunden listas de nuestros
perfiles en redes sociales o intentos de hackeo. Todo esto por defender nuestro
deber de mantener viva la hemeroteca, hacer uso de la legítima crítica política
y no dar la menor importancia a los intereses personales de sus cargos
públicos, aspirantes y votantes. No obstante, la crítica política continuará
siendo legítima a pesar de su empeño por silenciarla. Y por cada amenaza que
nos lancen, mayor tendrá que ser nuestra disposición a enfrentarlas.
Artículo publicado en Lo Que Somos.
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